El cartonero que acompaño al Papa

La Secretaria General de la Presidencia de la Nación accedió al pedido de miembros de la Iglesia de Buenos Aires para que un trabajador cartonero participe de la misa inaugural del Papa Francisco, incluyéndolo en la comitiva oficial del Estado Argetino. Sergio Sanchez, vecino de Villa Fiorito, cartonero e integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) ya había participado por cinco años consecutivos de las misas que el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio celebraba en la Plaza de Constitución bajo el lema "por una sociedad sin esclavos ni excluidos" en la que participó el MTE y otras organizaciones sociales. Para nosotros, Sergio viaja en representación de todos los trabajadores excluidos que Francisco acompañó como Obispo de Buenos Aires y que lo bautizaron "el Papa Cartonero".

Finalmente, después la grave aunque simbólica discriminación que por su condición humilde, su tez oscura y sus manos curtidas por el trabajo sufrió en el Aeropuerto de Ezeiza nuestro compañero, el Papa Francisco le asignó al cartonero Sergio Sanchez un lugar destacado en su misa inaugural. Francisco, en un nuevo mensaje a los poderosos del mundo, le dio un lugar de privilegio a su lado, en la primer fila de asientos que se extendía a su izquierda, el lugar reservado para sus familiares, mostrando como la hermandad entre los hombres trasciende los vínculos de sangre.

Se lo puede ver en varias tomas de la televisión mucho más cerca del Sumo Pontífice que los poderosos del mundo. Aquí, una foto ilustrativa de su ubicación. En breve tendremos nuevas capturas. Desde el MTE y la CTEP destacamos la homilía profundamente humanista, comprometida con los humildes y atenta frente el drama ambiental que atraviesa la tierra como producto de la hegemonía de eso que él bien llamó "el Imperio del Dinero".

El papa de los humildes




La Palabra de Dios es fuerte. Es Dios el que nos dice: “Grita con fuerza y sin miedo. Levanta tu voz como trompeta y denuncia a mi pueblo sus maldades”. No tener miedo; no tener miedo a decirnos la Verdad aunque la verdad duela; aunque nos de vergüenza.
Estas palabras resuenan en el corazón de los humildes, cuyos reclamos son silenciados cotidianamente, entonces ese grito se trasforma en organización y lucha para recuperar la dignidad perdida.
El hoy  papa Francisco I, hace poco dijo a los trabajadores pobres en una plaza de Constitución, “Vos tenés dignidad, y a vos te la quieren quitar. Hoy nos juntamos para sentirnos más fuertes porque en esta ciudad en la que vivimos nos quieren debilitar, nos quieren quitar la fuerza, nos quieren robar la dignidad.  
El año pasado, en una misa similar a ésta que tuvimos en una iglesia de La Boca, dijo: “Si vos luchas, si yo lucho con vos, si nos miramos y luchamos juntos, habrá menos esclavos. El año pasado yo les decía, con mucho dolor, que están los que “caben” en este sistema que se hizo y los que “sobran”, los que no caben, para los que no hay trabajo, ni pan ni dignidad. Y esos que “sobran” son el material de descarte, porque en esta sociedad también se “descarta” a las personas, y estamos llenos de “volquetes existenciales”, de hombres y mujeres que son despreciados. ”
Por primera vez en la  historia de la iglesia un sacerdote de un país Latinoamericano tiene la oportunidad de darle voz  aquellos que son  silenciados a través de la explotación y el maltrato en las condiciones laborales y sociales. Por eso tenemos esperanza de que su  voz, como la Iglesia de Cristo, denuncie con tanta firmeza las desigualdades que  provoca este capitalismo salvaje en el mundo.