Reinventarse un trabajo
Como si fuera un trabajo de hormiga, el sector de economía popular, social o solidaria va creciendo, tejiendo sus redes y sumando cada vez a más trabajadores. Nucleados en emprendimientos colectivos, cooperativas, fábricas recuperadas, ligas agrarias y centros comunitarios hoy generan sólo en la provincia de Buenos Aires el 23 por ciento del PBI. El fenómeno ha crecido de tal forma que en el marco del Año Internacional de las Cooperativas, el sector logró impulsar el “Primer Encuentro Latinoamericano de Economía Popular, Social y Solidaria” en la Universidad Nacional de Lanús. Ahora van por más, buscan lograr la aprobación de un proyecto de ley de promoción en territorio bonaerense y la creación del Instituto de Cooperativismo y Promoción.
Una radiografía del sector, realizada por la Subsecretaría de Acción Cooperativa y la Secretaría de Acción Ciudadana de la provincia de Buenos Aires, muestra que a fines del 2011 existían 10.943 cooperativas inscriptas, sólo en la provincia de Buenos Aires. Las primeras surgieron en pueblos del interior ante necesidades en sectores clave: eléctricas, agua potable, red de gas y telefónicas, pero luego se fueron diversificando. La exclusión de los ’90 marcó el cierre de fábricas y el nacimiento de las recuperadas y las cooperativas de trabajo; fue necesario salir a inventarse un trabajo. En 1997 había 348; para el 2001, la cifra bajó a 201 y fue recuperándose de a poco, hasta llegar a las 756 en el año 2004. Desde ahí tuvo subas y bajas pero en 2009 creció hasta alcanzar las 1.772 cooperativas, un récord histórico. Federico Ugo, subsecretario de Acción Cooperativa de la provincia, cuenta las razones de este crecimiento: “Coincidió con el lanzamiento de ‘Argentina Trabaja’, un programa del gobierno nacional que se ejecutó, a través del Ministerio de Desarrollo, vinculado a generar cooperativas con sectores desocupados para generar obras en su barrio: pintar escuelas, refaccionar centros comunitarios, entre otras actividades. Son pequeñas obras de infraestructura vinculadas al mejoramiento barrial, que le dan trabajo a la mano de obra desocupada”. En 2010, la cifra de cooperativas bajó a 854, pero casi se mantuvo en el 2011 con 840.
El 48 por ciento son creadas en base a programas de gobierno, el 24 por ciento siguiente son cooperativas de trabajo, el 9 por ciento servicios públicos, el 4 agropecuarias y el restante 5 ofrece servicios de salud. A la hora de analizar la facturación, las de origen agropecuario baten récords, seguidas por las de crédito y servicios públicos. Para Ugo hay temas esenciales: “Necesitamos un censo cooperativo para lograr más impulso. En Ecuador existe un Ministerio de Economía Popular y hasta se creó la Ley Nacional de Economía Popular. En Venezuela también están muy avanzados, incluso en Cuba con la apertura se comenzó a hablar de cooperativismo”. Comparando la experiencia argentina, no quedan dudas: “Tenemos un mejor proceso de maduración, contamos con organización sindical con derechos y un desarrollo cooperativo fuerte. Ahora lo que necesitamos es pensar políticas que tengan más derechos en relación a lo laboral”, opina desde el Encuentro Latinoamericano.
A nivel nacional, se estima que existen unos 150.000 recicladores o recuperadores urbanos; unos 200.000 costureros trabajan en condiciones de extrema precariedad; mientras que en el sector campesino se estima que hay 500.000 trabajadores. El Movimiento Nacional de Fábricas recuperadas agrupa a unas 100 fábricas y empresas. Pero faltan datos de artesanos, feriantes y vendedores ambulantes.
Estos miles de trabajadores silenciosos, reclaman una ente autárquico y nueva ley que los ayude a fortalecer el financiamiento, la capacitación y los ayude en la comercialización y contemple un amparo impositivo.
Fuente: veintitres.infonews.com Imprimir artículo
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