El primer convenio colectivo de la economía popular.... una conquista de la lucha silenciosa, cotidiana, dignísima de los excluidos que enfrentaron la miseria y la degradación empujando una carreta, se organizaron y salieron a pelearle al poder político, económico y policial el control de un recurso estratégico. No salió en los grandes medios pero la concesión del servicio de reciclado de la Ciudad de Buenos Aires a las cooperativas cartoneras es un hito extraordinario en la lucha de los trabajadores excluidos.
Su trabajo consistirá en la recolección de residuos sólidos en distintas zonas asignadas. Para eso, el Estado deberá promover la separación domiciliaria. El acuerdo beneficia a 3600 trabajadores, que tendrán obra social y guardería.
Las cooperativas de cartoneros de la ciudad de Buenos Aires dieron un paso más hacia la formalización de su trabajo. Después de dos años de espera, la semana pasada, doce organizaciones que nuclean a unos 3600 trabajadores firmaron un contrato que reconoce a los cartoneros como “recuperadores urbanos”. Su trabajo se concentrará en la recolección de residuos secos, es decir, los que son reciclables: cartón, vidrio, plástico y metales, lo cual obliga a la implementación de la separación en origen en el territorio porteño. Además podrán acceder a cobertura social, seguro de accidentes personales y contarán con un estímulo económico para cumplir con las normas de higiene y seguridad. El contrato “permite el acceso a derechos sociales y mejora cualitativamente las condiciones de los cartoneros”, destacó ante Página/12 la responsable del equipo técnico de la cooperativa El Alamo, Alicia Montoya.
La licitación se hizo hace dos años en el edificio del Centro Cultural San Martín. Desde entonces, las cooperativas esperaban su reconocimiento. El convenio debía celebrarse a mediados del año pasado, pero se demoró hasta el 2 de enero pasado, cuando finalmente fue suscripto por el Ministerio de Espacio Público y Ambiente, a cargo de Diego Santilli, y la Dirección General de Reciclado. En virtud de ese contrato, las cooperativas contarán con presupuesto propio, que será del 10 por ciento del total destinado a higiene urbana. “Es la coronación de muchos años de lucha y trabajo”, señaló Montoya.
La medida da un marco formal a lo que muchas cooperativas hace años realizan en los barrios porteños. “Trabajan desde mucho antes de que se aplique el pliego de licitación”, explicó Rafael Nejamkis, de El Amanecer. Tal es el caso de El Alamo, El Ceibo, Madre Selva, la Cooperativa del Oeste, entre otras. ¿Qué hacen? Por su cuenta, en barrios como Mataderos o Villa Pueyrredón incentivaron a los habitantes del lugar a hacer la separación de la basura en origen y así lograron recolectar los residuos secos, en lugar de que sean llevados por las empresas de basura, que se dedicarán a la recolección de residuos húmedos. A partir de ahora, en lugar de esperar que sus contratos sean renovados año a año, tendrán estabilidad por cuatro años.
En materia de recolección, las cooperativas trabajarán en paralelo con la planta de tratamiento de residuos inaugurada la semana pasada por el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Aunque a esa planta no llegan los residuos separados.
El contrato prevé que la Ciudad se divida en catorce zonas, que fueron asignadas a las cooperativas que presentaron planes de trabajo, incluidas las zonas preexistentes, donde ya realizaban la recolección. Su tarea será el traslado de los residuos secos a un Centro Verde o establecimiento a designar por la cooperativa, la separación de los mismos en el Centro Verde adjudicado y la separación del contenido de los contenedores diferenciados.
Como para que los porteños vayan entrando en tema, Montoya adelantó que la recolección de residuos secos “no se hará todos los días”. El Alamo, la cooperativa a la que pertenece, por ejemplo, los recolecta lunes, miércoles y viernes, y cuentan con 25 puntos verdes, donde los vecinos dejan el material reciclable.
“Todavía falta mucho, pero es un paso”, estimó Jorge Olmedo, de Cooperativa del Oeste. Según su visión, la plena vigencia del contrato demorará “un año”, aproximadamente. Es que “es necesaria una campaña real por parte del gobierno para la separación domiciliaria, porque además el ciudadano no le da bolilla al tema del reciclado”. También señaló que no todos los barrios cuentan con centros verdes, por lo que algunas cooperativas comparten el espacio para la separación de residuos.
En cuanto a los beneficios económicos para los recuperadores, Montoya destacó que tendrán la posibilidad de acceder al precio mayorista, es decir, que podrán obtener mejores precios por los materiales recolectados y “la cooperativa no retiene nada”. Asimismo, el contrato establece que Estado les brindará a los cartoneros un uniforme de trabajo, y guarderías para el cuidado de los niños durante la jornada laboral de sus padres.
Vía: Pagina12
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